- Escapar de la ciudad y ver cómo crecen las flores en su hábitat natural.
- Salir descalzos al jardín al despertarnos y sentir el rocío de la hierba en nuestros pies.
- Hacer un collar con margaritas mientras te preguntas si te quiere o no te quiere.
- Contemplar las cimas de la montañas nevadas mientras sientes el sol tirado/a en la hierba.
- Ver cómo el deshielo de los lagos llega a lo más profundo de la Val d’Aran y sus aguas de convierten en cristalinas durante los meses de primavera.
- Dejar a los perros sueltos por un campo lleno de narcisos y ver cómo se desvanecen por el cielo.
- Crear un ramo de flores silvestres y dejarlo secar del revés en su sitio oscuro para que se convierta en eterno.
- Hacer las fotos más bonitas y con menos filtros.
- Empezar la operación bikini recorriendo los senderos que salen del Camin Reiau.
- Plantar una flor para ver cómo crece hasta la llegada del verano.
- Enseñar a los niños a soplar un diente de león de un sólo soplo.
- Andar por las montañas y escuchar el silbido de las marmotas.
- Degustar los platos típicos araneses con productos de temporada.
- Contemplar el anochecer desde la Bassa de Arres.
- Contar las infinitas estrellas que se ven junto a la luna en cuanto oscurece.
abril 1, 2016