La Val d’Aran ya es un destino ecofriendly por sí mismo. Tomar la decisión de venir a la Val d’Aran es elegir visitar un Parque Natural e interactuar de nuevo con el medio ambiente, dándolo a conocer entre lxs más pequeñxs y ensañándoles desde temprana edad a quererlo, cuidarlo y respetarlo.
En la recepción de Verneda Camping Mountain Resort siempre os asesoramos sobre las mejores actividades para realizar en este lado de los Pirineos, las más adaptadas a vuestro nivel deportivo y a las edades de los que venís con niños/as. Pero tenemos algunas actividades que son aptas para todos los públicos, y perfectas si venís con vuestras mascotas a cuatro patas.
Aunque ya lo hemos mencionado en distintos artículos de este blog de #VIDAVerneda, debemos repetirlo una vez más ya que siempre nos mencionáis cuánto os gusta: los paseos por el Camino Real, o Camin Reiau en aranés, es una de las actividades favoritas de todas las familias. Este sendero tiene acceso directo desde nuestras instalaciones y recorre la mayoría de los pueblos de la Val d’Aran, una buenísima experiencia para que mayores, pequeñxs y canes conozcan los secretos de la cultura y el patrimonio aranés.
Otra actividad que nos gusta recomendar son los paseos en bici por la Val d’Aran a través de las rutas BIKE&RUN o cualquier ruta señalizada por el centro BTT. Estas rutas verdes son fruto de la colaboración con Campings de Lleida. CAMPINGS BIKE&RUN es una iniciativa pionera e inédita en la que todas las rutas tienen la salida y la llegada desde cada uno de los campings de conforman la Asociación Campings de Lleida. En Verneda Camping Mountain Resort tenemos 5 propuestas diferentes adaptadas a todos los niveles. ¿Con cuál te quedas?
Y si lo vuestro es el hedonismo, lo mejor es hacer una ruta de pintxo-pote por los bares y restaurantes de los distintos pueblos que conforman la Val d’Aran. Los productos con denominación de origen y de temporada como las setas o los frutos del bosque son los protagonistas de las cocinas y barras de estos locales especializados en regalarnos bocados de placer.
¿Qué más se puede hacer falta para emocionarse en otoño?