Somos fans incondicionales del otoño, ya lo sabéis, y nos gusta porque:

1. Amanece con el cielo cubierto por colores pasteles y se mezcla el olor del rocío de la noche con el del café recién hecho…
2. Nuestros perros se despiertan con la calma y se arrastran lentamente hasta la puerta del bungalow, pensándose dos veces si salir o no porque cada mañana hace un poco más fresco que el día anterior… ¡Se intuye la progresiva llegada del invierno!
3. Los desayunos incluyen bata-manta o jersey de lana, ¡y eso es súper gustoso!
4. Los paseos en bici incorporan el aire fresco de la mañana, podemos hacer más kilómetros porque hace menos calor.
5. Nuestras montañas se tiñen de cientos de tonos de verdes y marrones diferentes, los árboles mudan sus hojas y las últimas flores del verano se esconden hasta la próxima primavera.

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6. La gastronomía, la cultura y las tradicionas típicas de este rincón de los Pirineos, son las protagonistas del otoño.
7. Las merecidas siestas de media tarde en el sofá junto a la chimenea del bungalow encendida. ¡Placeres #VIDAVerneda!
8. Los atardeceres desde cualquier punto de este legendario valle de valles, donde el horizonte se fusiona con las cumbres del de los Pirineos. ¡Regalos para nuestras retinas!
9. Esas cenas familiares en las que rememoramos lo mejor del día, nos reímos de todo y pedimos varios postres para compartir, dando así otro momento dulce a un día de otoño que siempre recordaremos.
10. Las tazas de té o chocolate en la entrada del bungalow mientras esperamos estrellas fugaces y localizamos nuestras primeras constelaciones.

Por todo esto y mucho más, os deseamos un feliz otoño en la Val d’Aran.